Del agotamiento a la decisión.

No lancé NUVITÉ desde una sala de juntas; empezó en la mesa de mi cocina con un café frío, una lista de tareas pendientes y un cuerpo que susurraba "¡basta!". Después de años priorizando a todos, mudándome de país, cuidando de mi familia y trabajando hasta tarde, mi energía se desplomó. Sentía la piel seca, el sueño era superficial, mi estado de ánimo inestable y el peso subía poco a poco a pesar de "hacerlo todo bien".

Lo que probé después solo empeoró las cosas: remedios rápidos, vitaminas en dosis insuficientes y "quemagrasas" que me quitaban el sueño. No necesitaba más ruido. Necesitaba la verdad.

Así que estudié, me hice mejores preguntas y reconstruí mi rutina desde cero: proteína limpia, apoyo mitocondrial, equilibrio mineral y rituales que podía mantener en mis días más ocupados. El cambio fue discreto pero innegable: una mente más tranquila, energía más estable, una piel más suave y un cuerpo en el que podía volver a confiar. Mis amigos lo notaron. Me pidieron "lo que sea que estés haciendo". Eso se convirtió en NUVITÉ.

Pequeños rituales. Grandes recompensas.

No vendemos atajos. Ofrecemos protocolos que respetan la biología y una etapa de la vida que muchas mujeres desconocen. Si estás cansada de culparte, he creado esto para ti. Tu cuerpo no está roto, pide a gritos ser nutrido de forma más inteligente.

Tu cuerpo no te está fallando, te está pidiendo que lo escuches.